Desde El Nula


El Nula es un pueblo de 15.000 habitantes cerca de la frontera entre Venezuela y Colombia. En esa franja delgada de color rojo que sale hacia el oeste en el mapa del estado de Apure. El lugar parece muy tranquilo, pero al llegar sientes como si te clavaran en la nuca todas las miradas del pueblo. La sensación es que hasta las ramas de los árboles me señalaran pregonando que no soy de aquí. La primera noche Txúo me recordó los tres grupos guerrilleros de la zona asegurando que ellos ya sabían que yo había llegado al pueblo. La verdad es que el dato me removió un poco por dentro, pero supongo que eso es convivir con la gente aquí y que no me puedo quedar anclado en los temores. Por suerte, al día siguiente me presentaron en todas las misas como “el padre José, compañero del padre Acacio, del padre Jorge y del padre Txúo, que va a estar con nosotros una temporada”. Esto era como darme un salvoconducto para la gente de aquí pues la sensación es que aunque, como me contaba Txuo, han tenido amenazas de muerte, a la gente de Iglesia la respetan y somos queridos aquí. También es distinto como se puede mover uno por El Nula que por los barrios y ranchos de los alrededores, donde iré más adelante.


Nuestra casa está abierta a todo el mundo, en un lado vivimos los cuatro jesuitas, en otro dos estudiantes y hay unos dormitorios, con cocina y comedor, para albergar a los que vienen de las comunidades cristianas del campo. También en el otro extremo vive una abogada y una religiosa que es de una congregación que yo no conocía, las misioneras médicas. Nuestra casa está pegada a la Iglesia y a las obras también porque aquí está el estudio de Radio Fe y Alegría de El Nula, la oficina del Servicio Jesuita al Refugiado, el Programa por la Paz de Venezuela, la Defensoría del Menor, La oficina para los Derechos Humanos, además de una biblioteca pública, locales de encuentro y un patio con un jardín en el centro que es una maravilla. En el pueblo también tenemos un centro de estudios informáticos y una Escuela Técnica Agropecuaria de Fe y Alegría que es una obra que quiere dar alternativas laborales para que los jóvenes de la zona salgan adelante sin tener que recurrir a los grupos violentos o los negocios ilegales. En medio de una realidad dura y de escasos recursos, donde la vida parece que vale poco o nada, es una satisfacción encontrar todas estas personas e instituciones que son verdaderos motores de esperanza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya estábamos impacientes por saber de tu aterrizaje en El Nula. En la revista de antiguos del Colegio sale un artículo de Agustín Alonso de cuando estuvo por allí y describe algo las obras de Fe y Alegría en la zona y la situación allá. Como los demás sitios por los que has pasado, pasa a integrar nuestra "geografía familiar". Un fuerte abrazo. Javier

Unknown dijo...

hola, leí tu articulo, te felicito pues tienes exelentes habilidades literarias. me interesa saber más del Nula, mi correo es yeswecan06@gmail.com, desearia que por favor nos pusieramos en contacto por medio de esta via, ya que posiblemente este haciendo unos trabajos de la universidad en dicha localidad. muchas gracias.