Hola Burgos


Mi periplo latinoamericano ha terminado. Llegué a España, a Madrid, en el aeropuerto me esperaban Paloma, Fernando y, ¡Oh! gran sorpresa, también vino mi madre. Ese día volví a ver a mi abuelo que a los 101 años sigue con la cabeza estupenda y el corazón un poco desgastado de tanto querernos a todos. Celebramos en Miraflores la maestría de Marigé y mi llegada. Conocía a mi sobrino Manuel, regordete y sonriente, que nació poco antes de irme a Chile. Tres días en Madrid viendo a familia, compañeros y amigos y me vine a mi nuevo destino en Burgos. En la foto podéis ver lo que veo desde mi ventana, al fondo el perfil de la magestuosa catedral y delante un convento de carmelitas que fue la última fundación de Santa Teresa.

En Burgos tenemos varias instituciones entre las que está la Iglesia de la Merced, Atalaya y el colegio. Aquí voy a trabajar como pastoralista, esto es ayudar a que la gente (alumnos, padres, profesores, feligreses...) puedan encontrar sus propios caminos para estar más cerca de Dios y de los demás. Eso es lo que siempre he querido hacer y, aunque los colegios no entraban en mis planes originales de formación sé que puedo aportar mucho y estoy seguro de que Burgos va a ser un buen sitio para mi. Como otras veces, desde un presente de cambios e incertidumbres doy gracias a Dios por el pasado que me trae aquí y por el futuro como un tiempo de nuevos encuentros y reconocimiento del Señor.

Quiero agradecer a todos los que me habéis seguido los pasos a través de este blog. Veo con alegría que desde marzo, que fue cuando aprendí a ver las estadísticas del blog, más de 2.000 personas han visitado estas páginas, han leído mis historias de vida y han estado muy cerca de mi. Esta ventana informática, en la que he bailado mi tango particular por América Latina, ha sido una mirilla privilegiada para compartir lo de dentro y lo de fuera de las distintas estancias de mis viajes. Con sorpresa descubro que los peldaños de esta Escalera de Tango han sido ascendidos por gentes de los cinco continentes, algunas fueron visitas fugaces, otros son fieles semanalmente en especial en Chile (Saludos a Tomás en Santiago y al colegio de San Javier en Puerto Montt), Uruguay (Viva Zapará) y Venezuela (en el corazón). Y, como no, desde muchos rincones de España, en especial Madrid (la familia que tira mucho) y Coruña (Miña Terra Galega). Quisiera agradecer a alguien que no conozco y que desde Monroe (USA) me ha seguido los pasos con perseverancia. Y así a los que me han visitado desde los rincones más insospechados de este mundo que cada vez se hace más pequeño con los avances técnicos. Un mundo al que voy a seguir enganchado desde Burgos, completando el Blog, según vayan surgiendo novedades que contar.

Ahora he llegado a las fiestas de la ciudad. Yo les dije que no eran necesarios los fuegos artificiales para recibirme, pero se empeñaron, qué se le va a hacer. Los primeros contactos con la comunidad y el colegio son todos muy positivos. Trabajaré en julio con Atalaya, una asociación jesuítica burgalesa para los inmigrantes y me iré adentrando en la ciudad hasta que en septiembre empiece mi trabajo más directo en el colegio. Voy caminando confiado en Dios y en las personas que Él va poniendo en mi camino. Gracias a todos por estar ahí.

Adios Venezuela


Todo lo bueno tiene un final y a mi me toca despedirme de América y regresar a la vieja Europa. Tras nuevas visitas a las comunidades y celebrar más tandas de bautizos (en total en Venezuela he bautizado más niños que todos los demás años de cura, incluyendo al negrito de la foto), después de despedirme de la comunidad y amigos, el 15 de junio salí de El Nula con destino a Caracas, durante un par de días estuve viendo una cara de la capital que no conocía y que me encantó. Era el lado más céntrico y colonial de "La Sultana del Ávila", como reza el apodo turístico de Caracas. Gracias de nuevo a la gentileza y buen hacer de Txúo, conocí primero nuestra Iglesia de San Francisco y a su comunidad, junto al Congreso y la plaza Bolívar, y luego visité la casa del libertador, en un estilo colonial notable. También paseamos por la Universidad Católica Andrés Bello que es una de las instituciones más señeras de la Compañía en Venezuela. El Campus es espectacular en amplitud y vida estudiantil.


Así pasaron fugaces los últimos momentos en Venezuela. Han sido casi dos meses muy intensos viviendo en una de las fronteras más calientes de América Latina, donde todo han sido novedades para mi. Es pronto para hacer valoraciones, pero siento que he aprendido mucho y tengo el corazón muy agradecido a personas concretas: Txúo, Acacio, Jorge, María, Socorro, Mariluz, Cristhian, Daniel, Luis, Doris, Cruzdelina, Marielis, Pedro, Rina, Raisa, Mireida... Espero haber colaborado con algo en el Programa por la Paz, en Radio Fe y Alegría, en la Parroquia San Camilo de Lelis y en la Universidad Católica del Táchira. Ha sido poco tiempo, lo sé, pero éste es de los tiempos fecundos, de los que se graban con fuerza en la memoria y a los que se vuelve en medio de la rutina de las clases y los trabajos del invierno. He podido ver de cerca una realidad humana convulsionada por la pobreza y la violencia en todas sus formas, pero a la vez logro reconocer las semillas de esperanza y paz que abundan en la maleza retorcida que quiere ahogar la vida en la frontera. Gracias a los que me han dado fe en el Dios de los pobres. Este Buen Dios que tiene fe en los hombres y mujeres, siempre libres, capaces de construir con sus vidas sencillas un bien que llegue a más gente.
Cúpula lateral de la Iglesia de San Francisco
Interior de la nave central de San Francisco
Palacio del Congreso de la República Bolivariana de Venezuela
Plaza de Simón Bolíbar
Centro de Pastoral de la Universidad Católica Andrés Bello

A los pies de Bolívar


Aquí todo es bolivariano, comenzando por la República de Venezuela, la moneda es el Bolívar Fuerte (que cada uno son mil de los Bolívares débiles de antes) las principales plazas de cada localidad también llevan el nombre del libertador, su estatua se erige en calles y avenidas, y su efigie está dibujada por doquier del territorio nacional. Así que adivinen cómo se llama la montaña más alto de Venezuela… correcto, es el pico Bolívar y alcanza los cinco mil metros de altitud, situado justo en el comienzo de la cordillera andina. Ya ven, desde Chile hasta aquí he recorrido en este año toda esta increíble cadena montañosa de sur a norte.
El viaje ha sido una visita fugaz para conocer Mérida y San Javier del Valle, ambos a los pies del Bolívar. Después de dos meses en el llano, volver a un paisaje de montaña, sentir frío en la noche, sentarse junto a una chimenea, olvidar los zancudos y tomar una ducha caliente por la mañana son sensaciones más que agradables. Mérida es una ciudad colonial de calles estrechas y empinadas. Con las casitas pintadas de colores pastel y blanco, las ventanas enrejadas y las tejas asomando por los aleros del cielo. Serpenteando por una carretera estrecha se llega a San Javier del Valle, se trata de un sueño jesuítico que tiene un internado y un colegio externo, con talleres artísticos, técnicos y agropecuarios, una casa de Ejercicios Espirituales, albergues, centro de voluntarios, camping, hotel y dos comunidades de religiosos. Todo ello en un paisaje espectacular en el que descansó para siempre José María Vélaz SJ, fundador de la obra educativa Fe y Alegría. Una idea original de Venezuela para la atención formativa de los más desfavorecidos que hoy tiene más de medio siglo y se extiende por toda América Latina con cerca de mil centros de enseñanza.

La casa de ejercicios es una joya en la montaña, se construyó en honor a 27 jóvenes alumnos de nuestro colegio que murieron en un accidente aéreo. Su recuerdo sigue vivo en la casa, sobretodo en la capilla donde sus rostros y nombres están tallados en maderas nobles, y también en el estanque del centro del jardín donde una cascada entre las hélices dobladas del avión, llora su muerte temprana.

En el patio del internado, abierto hacia las montañas, hay dos estatuas notables realizadas por los alumnos, una de San Francisco Javier y la otra de la Virgen con el Niño Jesús. Las dos tienen una fuerza expresiva intensa en su ternura la de María y valiente y encendida la de Javier. En su entorno de educación para los que más lo necesitan, estas dos grandes figuras de la fe, maternal y misionera, hacen más presente a un Dios que quiere ocuparse de nosotros.

Gasolina ilegal


De nuevo en El Nula mientras espero a ver si vuelve la conexión en el único punto de internet del pueblo, les contaré algunas cosas de la vida cotidiana aquí. De las primeras cosas que me llamaron la atención en Venezuela es lo barata que sale la gasolina, más que el agua, ya que con menos de un euro se llena el depósito del coche. Pero esto, viviendo en la frontera, lejos de ser una bendición es la ocasión para la proliferación de una nueva mafia alrededor de un negocio ilegal. Como la gasolina en Colombia es casi veinte veces más cara que aquí, y además aquí no hay mucho trabajo, la forma de hacer un negocio redondo es comprar gasolina aquí y venderla al otro lado del río, donde servirá no sólo para hacer andar los vehículos sino para los laboratorios de droga, pues la gasolina es una de las substancias necesarias para la elaboración de la cocaína.

Es fácil distinguir qué vehículos se dedican al gasolineo, son carromatos destartalados, estilo chevrolet norteamericano, que han sido trucados para tener un depósito mayor, quitando espacio al maletero, las puertas y los asientos para poder cargar más combustible. Por fuera su chapa está desconchada y oxidada y van soltando humo por los cuatro costados. No hay camuflaje posible. Todo el mundo sabe quien es quien, incluso los policías y los militares de la zona que, en muchos casos, (no todos, dejemos un espacio a la honradez), se benefician millonariamente por hacer la vista gorda de los autos que van de un lado para otro. Cuentan que muchos quieren venir a estos puestos fronterizos para beneficiarse de estos pingües ingresos extra. Sin embargo los gasolineros están también organizados. Hace poco los policías metieron a uno en el calabozo (dicen que por no pagar suficiente coima) y esa noche fueron sus compañeros a la comisaría, encañonaron a todos los policías y sacaron al pájaro de la jaula. Deberían haber encerrado a los policías para que se vea lo fuertes que son aquí las instituciones. La cosa quedó como una gamberrada más de estos picaruelos transportistas.

Si sólo fueran autos no pasaría de ser un negocio familiar, pero en las gasolineras el panorama es desolador. Camiones cargados de bidones se van llenando ante la mirada impasible del ejército. se hacen colas como atascos para llenar los depósitos, los gasolineros dejan sus autos en fila ya desde la noche anterior para llenar y cruzar la frontera. Mientras la gente honrada soporta horas para llenar el depósito y lo normal es que la "bomba" como llaman a la estación de servicio, esté cerrada cuando llegan al surtidor por falta de combustible. Cuando todo está alterado, el que puede cambiar la situación no quiere, y el que quiere no puede, todos se acostumbran y deja der ser noticia.

Guasdualito


Guasdualito es el nombre de la ciudad en la que estoy unos días dando un taller de periodismo en Radio Fe y Alegría. Es una ciudad fronteriza, a media hora del rio Arauca, que separa Venezuela y Colombia. Por las mañanas salgo con la unidad móvil de la radio y por la tarde me reúno con los reporteros para ver cómo pueden mejorar las noticias y darle vida a la información. Esto de "darle vida" no es broma, porque entre los lugares que he visitado no he visto ningún otro sitio donde sea más difícil el ser periodista que en esta zona. La cuestión es que la guerrilla está tan metida en todo el entramado social que nadie se atreve a hablar sobre lo que ocurre por miedo a que le maten. Hay "guerrillos" en todas las instituciones, incluyendo los colegios, los consejos comunales y las alcaldías. Los grupos o frentes son unos cuatro, la mayoría de ellos nacieron en Colombia con reivindicaciones en favor de la gente sin tierras, pero con métodos muy violentos e inhumanos, están en guerra contra el ejército y los paramilitares pagados por los narcotraficantes. Así después de cuarenta años de guerra sucia en Colombia, hace tiempo que la guerrilla pasó la frontera para extender sus métodos de extorsión y violencia haciéndose fuerte en este lado del río, sin que ninguna institución venezolana pueda pararlos.

Las muertes por encargo, sicarios en moto que pasan veloces repartiendo plomo, están a la orden del día y la gente tiene miedo a hablar, miedo a llamar a las cosas por su nombre, miedo a salir a la calle, a partir de las seis de la tarde todo está desierto y los vecinos se encierran hasta que amanece esperando que algo haya mejorado. Lo más triste es que nadie puede denunciar nada porque la policía y el ejército son tan débiles y están tan vendidos en muchos casos el denunciante se convierte en el primer perseguido por los denunciados a quienes alerta la propia policía y no hay quien le libre de un castigo seguro.

Uno de los casos más dolorosos ha sido el "reclutamiento" desde un grupo armado irregular de catorce adolescentes en un liceo cercano a Guasdualito. Les comen el coco ofreciéndoles móviles, motos, mujeres, poder y respeto, hasta que caen y se van con ellos al otro lado del río. Allí desaparecen y no vuelven más. Un familiar de uno de los reclutados acudió a los propios guerrilleros y logró que su hijo volviera tras un sinfín de calamidades. Ahora no quiere contar nada de lo sucedido y teme por su vida.

Por esto es difícil ser periodista aquí, porque nadie habla, todo lo lían para no decir nada y si se les escapa algo te piden que nunca salga en antena. Nunca puede pronunciarse un nombre, apuntar a un cargo público, o a un vecino y nadie se responsabiliza de nada. La emisora es una ayuda para la gente, sobre todo para los que viven más aislados. Por suerte, aquí se emite en AM y llegamos mucho más lejos que las de FM. Esto nos da más responsabilidad para informar de lo que otros no informan pero nada es fácil. A esta dificultad de dar noticias en directo, o de no encontrar quien haga declaraciones, hay que sumar que muchos de los que trabajan en la emisora llevan muchos años denunciando la situación y sólo ven las cosas empeorando, ayer con unos en el poder y hoy con otros a los que ayudaron a subir.

La solución pasa por seguir llamando a las cosas por su nombre intentando quitarle espacio al miedo y dándole estatuto público a lo que está comido por el terror. Hoy se está haciendo más fuerza con campañas radiadas contra la violencia y en favor de la Paz que denunciando en cada caso. Así la creatividad se va abriendo camino y la emisora sigue en el aire a pesar de las múltiples dificultades.