Asfixiante Navidad



Como podéis ver en este vídeo, en Navidad no todo es lo que parece...

De nuevo en Santiago, fui al centro a comprar algo de ropa y libros, y ¡Oh sorpresa! ¡Estamos en Navidad! Yo no me había dado ni cuenta en nuestra alejada casa de Calera, algo me había llegado gracias a las lecturas del Adviento en el que ya estamos avanzados, pero se ve que no había sido suficiente en el fragor del final de la Tercera Probación. Las calles están llenas de adornos, la gente camina afanosa entre bolsas cargadas de regalos, suenan villancicos, campanillas y se descubren belenes en Iglesias y escaparates. Todo esto no tendría nada de particular si no fuera porque luce un sol ardiente, la gente va comiendo helados y buscando las aceras de sombra, las ofertas de bañadores, chanclas, artículos de piscina invitan a ir a la playa, las noticias hablan del importante uso de las cremas bloquedoras solares, el espumillón parece que te va a asfixiar con su plástico, y en algunas esquinas sobrevive el viejito pascuero, como llaman aquí a Papá Noel, derritiéndose bajo una espesa barba pegada que en mejores tiempos fue blanca, y unos ropajes rojos encharcados en sudor.
Al llegar al colegio donde vivo había reunión de padres. En cada aula los profesores iban repartiendo las notas finales de curso antes del descanso estival. El año nuevo escolar coincide con el natural y el colegio comenzará de nuevo en marzo. Ahora diciembre es como nuestro junio, enero y febrero son como nuestros julio y agosto, y en medio de todo esto yo vivo en un perpetuo septiembre siempre con la sensación de que algo está terminando y comienza algo que no acaba de llegar, así que para solucionar este caos de calendario orgánico me voy unos días de vacaciones al sur a ver si encuentro un poco de frío en la Patagonia. Hasta casi fin de año me voy con otros dos compañeros a Puerto Montt. De allí iremos a la isla de Chiloé a ver las antiguas misiones jesuitas y también tiraremos hacia el interior. La experiencia promete. Lo importante de tanta novedad, del desbarajuste estacional y del calor es no perder de vista que esa no es la verdadera primicia de este tiempo, sino que la novedad de la Navidad sigue siendo un Dios que quiere ser uno de nosotros para salvar lo mejor de nosotros mismos.

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