Primeras impresiones



Aterrizar consistió en atravesar una capa espesa de nubes que me recordó a Irlanda. Tomar tierra allí era meterse debajo de una manta plomiza de la que no se salía en varios meses. No sé si Santiago será igual, pero la pinta es de contraste con la claridad del amanecer andino. Aparte del cielo gris de panza burro, hace un frío de gorriones. Ya llevo tres capas de ropa y me acuerdo de Álvaro.

A pesar de las bajas temperaturas, Coté se ocupó que mi primer día en Santiago fuera lo más cálido posible. Su familia vino a buscarnos y nos llevaron al Colegio San Ignacio El Bosque. Es inmenso y están de fiestas justo antes de las vacaciones de invierno. La comunidad fue acogedora y puso todo a nuestra disposición.

Por la tarde fuimos a la casa de la familia de Coté y después a conocer a un amigo llamado Germán de Pablo, del que ya somos primos y que está muy interesado en todo lo que sepamos de nuestro apellido común (si sabéis algo enviármelo, lástima que no se apellide Liñán porque ya le hubiera endilgado nuestro árbol genealógico hasta el siglo XIII).

La única nota discordante fue la noticia de que a Álvaro Restrepo, nuestro director de Tercera Probación, lo están operando en Bogotá (Colombia) para ponerle un stern (o algo así) en el corazón. Esto nos deja un poco acéfalos a los tercerones durante un tiempo, pero no os preocupéis que mamá Compañía proveerá.

No hay comentarios: