Cumpleaños FELIZ


Hoy, 29 de Julio, cumplo 38 años, los últimos cuatro los viví en La Coruña, dos en Dublín, dos en Sevilla, los treinta restantes en Madrid, pero con meses muy intensos vividos en otras latitudes entre los que recuerdo con mucho cariño Perú y la India. Ahora tengo la suerte de celebrar el paso del tiempo en Chile. Si puedo elegir cual ha sido el momento más feliz de este año que termina en mi calendario particular, no tengo dudas, fue la llegada a Pannur, la aldea de la India en la que viví mis dos últimos cumpleaños, con el nuevo autobús al que todos los que leeis esto ayudásteis a conseguir. Gracias por los incontables regalos de Dios. Un abrazo a todos. José

Santiago desde Santiago

Hoy, día del apóstol, hace dos semanas que llegué a Santiago. La vida trascurre muy tranquila en este invierno gris chileno. Ayer, para variar, fui a la ciudad a recoger mi pasaporte (ya tengo todo en regla) y el tiempo nos regaló un día despejado como nunca. Subí al cerro de Santa Lucía, en el centro de Santiago y esta fue la vista impresionante de los Andes sobre la ciudad. Espero que os guste. Un abrazo a todos.

Inicios tranquilos

El viernes, junto con un grupo de jesuitas latinoamericanos dedicados a la filosofía, visitamos el Palacio de la Moneda (en la foto de la izquierda) y nos recibió el Ministro de la Presidencia, todo un acontecimiento. Allí después de un rato de conversa muy interesante sobre el país, nos enseñaron el lugar del palacio donde murió Salvador Allende. (foto de la derecha). Nos ayudó mucho a seguir conociendo la historia reciente del país y los retos políticos de Chile mirando hacia el futuro.



Añado a este blog un pequeño album de fotos de la casa en la que vivo, se llama Casa San Luis Gonzaga en honor al santo que llevaba el nombre del hermano jesuita que la construyó. Está dentro del recinto de espiritualidad Loyola en el pueblo Padre Hurtado, como a unos 50 km de Santiago. La casa es muy cómoda, tiene tres alas que dan a un patio central muy abierto y ajardinado. El ala principal tiene la capilla y el comedor, y las otras dos son para dormitorios una, y para clases, televisión y ordenadores la otra. Mañana Lunes comenzamos con las clases por la mañana y las tardes para estudiar, pero tranquilos que todo el ritmo aquí es pausado y me está viniendo de maravilla para descansar.

Hoy domingo fui a decir misa a una capilla en honor al Padre Hurtado a una comunidad que se llama "Las Hortensias". Era una capilla de madera chiquita, ideal para mi primera predicación en Chile.

Comienzo en Padre Hurtado


Aquí tenéis la primera foto no oficial del grupo de jesuitas en Tercera Probación. Os cuento de dónde viene cada uno y sus nombres: Comenzamos por la fila de arriba de izquierda a derecha, de pié por encima de mi está Matt de California, luego Roberto (Ecuador), al lado Ignacio, el único chileno, a su vera con la cámara de fotos Marc, español de cataluña, a su lado Tom que es californiano-alemán, luego van Pablo de Uruguay y Mario de México. En la fila de abajo desde la derecha, primero Raúl el argentino, al lado Marcelo, el otro uruguayo, junto a él está el tercer español y también catalán Alexis, luego el dominicano José V. y a mi lado un guatemalteco muy simpático que se llama Roberto. En total 13.

Como os conté el que estaba de Instructor de Tercera Probación está siendo operado del corazón en Medellín (Colombia) así que la provincia chilena ha nombrado a otro que ya ejerció el puesto. Los primeros días en esta casa de EE están siendo muy tranquilos y a mi me están viniendo de perlas para descansar. Hace frío y aunque la calefacción es potente, llega a todas partes menos a mi cuarto y estoy durmiendo con cuatro mantas, hasta que lo arreglen. ¿os doy envidia a los que estáis hartos del verano y el aire acondicionado?

Ayer nos hablaron de la historia de Chile y hoy, de la Iglesia en Chile y su acción durante el golpe de estado de Pinochet. Todo contado de primera mano por jesuitas que lo vivieron. Es realmente emocionante escucharles y la sensación interna que siempre tengo es de pertenecer a una Compañía capaz de las mejores hazañas a partir del gran milagro que Dios va haciendo en cada uno de sus torpes y pequeños compañeros.

Recuperar una amistad, empezar otras



Ayer me vino a buscar Tomás, un amigo chileno que conocí en mi primer año en Dublín. El mundo es muy pequeño. Cuando le escribí diciendo que venía estos días a este colegio, gran casualidad, fue su colegio y él vive a dos calles de aquí. Ayer domingo me invitó con su familia y estuvimos toda la tarde hablando recuperando el tiempo perdido desde las pintas irlandesas. Entre la familia de Coté, que me acogieron como uno más desde el primer momento, nunca mejor dicho porque nos recogieron en el aeropuerto, y que me invitó a la bienvenida de Coté y al cumpleaños de su hermano Andrés, hasta esta comida dominical con la numerosa familia de Tomás me siento en Chile como en casa. Dudo que haya mucha gente que tenga este recibimiento tan hogareño como el que yo he tenido.

Además está el buen recibimiento jesuítico, no sólo en el colegio de San Ignacio El Bosque, hoy fui con Coté al centro de la ciudad a conocer la residencia donde está la curia y la Iglesia de San Ignacio, preciosa colonial, y así he visto el centro de Santiago, el Palacio de la Moneda, la plaza de armas y alrededores. Coté y Pedro, otro SJ, que conocí en España, se han portado estupendamente conmigo. Incluso Coté esperó hoy por mi una hora en el Consulado español porque fui a hacerme el pasaporte ya que el mío está abombado y casi no me dejan entrar el país. Menos mal que en el papel de entrada me preguntaban la profesión y escribí “sacerdote jesuita” y con eso y mi DNI español me dejaron pasar a cambio de la promesa de visitar el consulado cuanto antes.

Por cierto, os mandan recuerdos los jesuitas chilenos que han pasado por el Recuerdo: Ismael Aracena y Alejandro Longueira. Y también ya sé quien será el nuevo instructor, ya que lo de Álvaro Restrepo va para largo. Se llama Juan Ochagavía, ya lo fue anteriormente, no hay problema, es un hombre bueno que sabrá llevar muy bien al grupo. Mañana comienzo, así que hasta nuevo aviso no sé como será el tema Internet en la casa a la que voy. Besos a todos, en especial a Miren y Fernando y su hijo cuando nazca.

Pd.- en esto que dice “comentarios” podéis pinchar y escribir noticias y ocurrencias, pero cuidado que es público.

Primeras impresiones



Aterrizar consistió en atravesar una capa espesa de nubes que me recordó a Irlanda. Tomar tierra allí era meterse debajo de una manta plomiza de la que no se salía en varios meses. No sé si Santiago será igual, pero la pinta es de contraste con la claridad del amanecer andino. Aparte del cielo gris de panza burro, hace un frío de gorriones. Ya llevo tres capas de ropa y me acuerdo de Álvaro.

A pesar de las bajas temperaturas, Coté se ocupó que mi primer día en Santiago fuera lo más cálido posible. Su familia vino a buscarnos y nos llevaron al Colegio San Ignacio El Bosque. Es inmenso y están de fiestas justo antes de las vacaciones de invierno. La comunidad fue acogedora y puso todo a nuestra disposición.

Por la tarde fuimos a la casa de la familia de Coté y después a conocer a un amigo llamado Germán de Pablo, del que ya somos primos y que está muy interesado en todo lo que sepamos de nuestro apellido común (si sabéis algo enviármelo, lástima que no se apellide Liñán porque ya le hubiera endilgado nuestro árbol genealógico hasta el siglo XIII).

La única nota discordante fue la noticia de que a Álvaro Restrepo, nuestro director de Tercera Probación, lo están operando en Bogotá (Colombia) para ponerle un stern (o algo así) en el corazón. Esto nos deja un poco acéfalos a los tercerones durante un tiempo, pero no os preocupéis que mamá Compañía proveerá.

Amanecer desde el avión


Todo el viaje hacia el sur transcurrió de noche, yo seguía dormido bajo la influencia de mi cansancio crónico tras las despedidas en Coruña y Madrid. Sabía que sobrevolamos el océano Atlántico, la selva amazónica, y la cordillera andina, pero todo era oscuridad en los ventanucos del avión. Con un poco de atención y buena vista se divisaban algunos montoncitos de luces de poblaciones que, o bien eran muy pequeñas o bien volábamos muy alto.
Cuando volví a abrir los ojos se veía un arco rojo brillante de lado a lado del horizonte. Estaba amaneciendo sobre los Andes y las cumbres abandonaban la oscuridad para despertar del morado nocturno al blanco diurno de sus nieves perpetuas. Como un zarpazo, las nubes alargadas, de colores entre el naranja y el fucsia, competían en atención con las crestas que invadían hasta donde alcanza la vista. La luz empezó a bailar coloreando las laderas de azul y rosa. En medio del espectáculo andino, el Aconcagua tenía una presencia poderosa. Al ver su majestad, como quien se inclina en reverencia, nuestro avión comenzó el descenso hacia Santiago. Aquel paisaje de amanecer andino fue la mejor estampa de bienvenida a Chile.